Sin duda la propaganda de la campaña “Con mis hijos no te metas” ha logrado posicionar su discurso, sustentado en el temor, la desinformación y los prejuicios, además en un manejo importante de fondos económicos que sostiene a voceros, que invierte en materiales, estrategias de difusión y financiamiento de marchas cubriendo el transporte y estímulos para las personas que se movilizan.

A continuación, cinco grandes mentiras sobre la inexistente “ideología de género” – unas más descabelladas que otras – pero, validadas por voceros con poder simbólico, especialmente religioso.

Uno. Dicen que la “ideología de género” inició en EE.UU. en el festival de música de Woodstock, evento contracultural promovido por el movimiento hippie en contra de la guerra, acusando al rock and roll de haber iniciado la perversión de la juventud, afirmación de Beatriz Mejía, vocera de #ConMisHijosNoTeMetas.

Dos. Cuando no dicen que los “ideólogos del género” son pederastas, encerrados en hospitales psiquiátricos, es porque tienen una teoría más surrealista: “son los Illuminati, los organizadores del Nuevo Orden Mundial, interesados en instaurar un socialismo ateo y neopagano”.

Tres. Afirman que la “ideología de género” es producto de un “lobby gay” que quiere homosexualizarlo todo, con el apoyo de la ONU y transnacionales que están preparando el camino para el Anticristo homosexual.

Cuatro. Justifican su postura en la defensa de valores y de la familia, respondiendo a una moral religiosa y patriarcal, que asume como “natural” tanto a la familia que descansa sobre el sometimiento y obediencia de la mujer, como a la heterosexualidad, rechazando como algo perverso o pecaminoso otras formas de orientación sexual.

Cinco. Acusan al gobierno, a las feministas, a Soros, de implantar la “ideología de género” en la educación para destruir a la familia “homosexualizando a sus hijos” (e hijas), reduciendo la población mundial, promoviendo el libertinaje de las mujeres y la “guerra de sexos”.

Lo que en realidad se configura es un discurso de odio y rechazo a la diversidad de las personas, al respeto de las autonomías personales, a todo aquello que se atreva a cuestionar y poner en ciernes el status quo mantenido históricamente sobre la explotación de las mujeres y sobre dogmas que han justificado la desigual condición de hombres y mujeres.

A pesar del esfuerzo por presentar sus argumentos con pseudo sustento científico, basta hacer un análisis somero para percatarse que se trata de una propaganda de miedo para intentar cambios estructurales en nuestras agónicas sociedades machistas.