¿Es difícil implementar una biblioteca comunitaria? Lo es. Pero tampoco es imposible -cuando se tiene voluntad de servicio y pasión- y no una sino 57 muestras de eso es el proyecto que ha germinado el docente y gestor cultural Orlando Peña Iparraguirre que, gracias a su incansable sueño, sigue sembrando la educación en el interior de la región La Libertad, frente a grandes adversidades. 

La pandemia sigue demostrando, cinco años después de su aparición, los grandes resultados (con indicadores positivos) que han permitido despertar en más de una las posibilidades de reinventarse frente a “la nueva normalidad”. Esto es que, desde el 2022, Orlando Peña ha iniciado el proyecto de acondicionar exclusivamente valiosas bibliotecas en las casas familiares de los pobladores del distrito de Tayabamba.

“Había escasa conectividad de Internet, durante la pandemia, y algunos comenzamos a organizar eventos internacionales de manera virtual como el Festival Internacional de Poesía y Declamación, que se inició el 2020, donde participaron poetas, escritores de 14 países en el primer año y luego fuimos consolidándonos. Pero, frente al problema de la lectura en los estudiantes, me pregunté por qué no implementar bibliotecas familiares, con el apoyo de ellos y amistades. Entonces, elaboramos el proyecto y comenzamos a reunirnos con los padres de familia interesados y los estudiantes”, comenta Orlando Peña.

El gestor cultural afirma que, por ejemplo, el 70% de las bibliotecas familiares llevan el nombre de escritores de la provincia de Pataz como de Juan Morillo Ganoza, Luis Goicochea, Emilio Morillo Miranda, Emma Pacheco Zabaleta, entre otros. Ellos o familiares de algunos que ya no están les han ayudado con la implementación de los libros. Producto de ello, se han donado un promedio de 8.000 libros.

“El año pasado comenzamos con un programa para darle sustento a esto, a través del monitoreo de lectura en las tardes. Cada cuatro o cinco familias con los estudiantes se reúnen en una biblioteca para hacer maratones de lectura. Y así sucesivamente, de acuerdo a sus horarios de atención. Además, para darle sostenibilidad hemos organizado de manera periódica las fogatas literarias, donde se lee, se narra, se declama alrededor de una fogata en la noche y lo hacemos de manera descentralizada en los barrios de donde provienen los estudiantes”, agrega.

Cada biblioteca tiene una rótulo de un 1,40 m de largo por 80 centímetros de alto, donde va el nombre de la biblioteca familiar, la foto del escritor de Pataz y, en la mayoría, una frase de Mario Vargas Llosa donde dice “Lo más importante”. que me ha pasado en la vida ha sido aprender a leer”. Las bibliotecas están instaladas en gran porcentaje en Huaricchaca, Tambillos, entre otros.

“Invitamos al sector privado y al Estado que nos apoye en este proyecto porque no hay mejor forma que -en este tiempo, que nos ha invadido la tecnología (el celular se ha vuelto incondicional de la persona)- formar ciudadanos más pensantes, más críticos , más útil a la sociedad”, sostiene. Cualquier persona interesada puede comunicarse con Orlando Peña a través de su número 921458982.