En los últimos años, la bella ciudad de Trujillo ha devenido en una suerte de megabotadero de residuos de todo tipo. Estimado lector, ingrese a su buscador preferido y coloque “basura en Trujillo”, tras ello, elija la opción “imágenes.” Claramente, se sorprenderá por la avalancha de tomas de diversas partes de la ciudad secuestradas por basura.

En ese sentido, la proliferación de bacterias y otros patógenos derivados de la putrefacción y acumulación de desechos de toda índole no hacen más que exponer a gran parte de la población y, especialmente, a los niños trujillanos, convirtiéndose en un serio problema de salud pública. Ahora bien, cabe resaltar que esta situación no es única y exclusiva responsabilidad de las autoridades, sino también de gran parte de la población. Nos referimos a la famosa y repudiable costumbre de arrojar basura en las calles. Así pues, resulta incongruente vanagloriarnos de nuestra rica cultura y antepasados, la gastronomía peruana y trujillana; el seco de cabrito, Shambar, el frito trujillano; Huanchaco y los caballitos de totora, etc., cuando la gran pregunta es, ¿qué estamos haciendo para preservar nuestra cultura y naturaleza?, ¿cómo estamos salvaguardando a nuestros niños y ancianos de enfermedades gastrointestinales? Hacer patria no significa ponerse la blanquirroja mano al pecho y cantar el himno, mientras vemos a Perú jugar un mundial. Hacer patria es respetar al prójimo, cuidar el entorno y hacernos responsables de nuestros actos.

Precisamente, la entidad en Trujillo encargada de la gestión medioambiental de esta área es el Servicio de Gestión Ambiental de Trujillo (Segat). Empero, tras efectuar una detallada investigación, se constata que el problema de la gestión de desperdicios en Trujillo no es reciente, sino que es el resultado de ineficientes gestiones pasadas. Por ejemplo, a fines de diciembre pasado un proveedor de escobas denunció al Segat por no pagarle por sus productos. Es decir, el problema de la gestión de residuos en Trujillo no pasa únicamente por un tema de recojo, barrido o traslado de residuos, sino que también deriva de problemas de gestión técnica, logística y estratégica. 

Finalmente, la incapacidad y el oportunismo político deben ser erradicados para dar paso a alcaldes capaces, técnicos eficientes y gobernadores genuinamente comprometidos. Esta es la única manera de recuperar la gloria de la Ciudad de la Eterna Primavera. En ese sentido, este artículo funge de llamado de atención para la acción.