La historia del Perú- y del mundo- es un corsi e recorsi, conforme lo estudiara en el siglo XVII, el filósofo italiano Giovanbattista Vico. Es decir, la historia es un retorno cíclico de las épocas, un péndulo. Es flujo y reflujo, avances y retrocesos, marchas y contramarchas, idas y vueltas. Según esta teoría, la historia lleva implícita la decadencia de su propio desarrollo. Pero, tal como lo comprendiera muchos años después otro filósofo, el alemán Friedrich Nietzche, no se trata de un eterno retorno de todas las cosas, pues, el movimiento histórico tiene forma de espiral. No es lineal. Las vueltas y revueltas, ese mecanismo inveterado de la sístole y diástole de los pueblos, son etapas donde nada es definitivo. Este fenómeno, explicado por la filosofía, nos acaba de ocurrir la presente semana. Primero, conocimos la denuncia constitucional hecha por la propia Fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, contra Manuel Merino, el brevísimo que se fajó la banda presidencial por menos de una semana, conspirando con otros impresentables de AP, Fuerza Popular y APP para vacar a Martín Vizcarra. En una crisis política sin precedentes no vista en muchos años, nombró en la PCM a Ántero Flores Aráoz, un político de origen pepecista, que ya creíamos jubilado. El Ministerio Público lo incluyó también en la denuncia junto a Gastón Rodríguez Limo, entonces ministro del Interior. Los tres están acusados como presuntos autores (por omisión impropia) de homicidio por las muertes de Inti Sotelo Camargo y Jack Bryan Pintado y por lesiones graves y leves en perjuicio de Fermín Cruz Ances y otras 78 personas, durante las manifestaciones de protesta en noviembre del 2020, precisamente por la felonía congresal. El expediente ha ingresado al Congreso y María del Carmen Alva, presidenta de ese poder del Estado y correligionaria de Merino tiene ya una papa caliente, pues la denuncia implica antejuicio y levantamiento de inmunidad, antes de pasar a un proceso penal regular. Mientras AP se devanaba los sesos para articular una estrategia de defensa de Merino, el último miércoles por la noche, Mirtha Vásquez, la abogada de izquierda quien ocupó la presidencia del Congreso en el torbellino político del año pasado, asumió la PCM del nuevo gabinete de Pedro Castillo, remendado tras la salida de Bellido. Este corsi e recorsi está por aclararse pues Waldemar Cerrón, vocero de la bancada de Perú Libre se negó a dar la venia al recambio de ministros. Se trata, sin duda, de una nueva fase, una alternancia cíclica. Los personajes que veíamos el año 2020 son, de hecho, sus avatares ahora, pero la historia es distinta. Queda claro que la verticalidad del fenómeno social es la sorpresa, no la linealidad.