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Por: Redacción La Industria

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Publicada el 20/08/2021 - 12:51 PM

[Opinión] Violencia y terror, por Juan Vásquez


La ciencia social y la experiencia demuestran que, la única forma de detener la violencia es denunciándola, que todos la conozcan.

Desde hace décadas hablar de terrorismo en el Perú es un tabú. Término abominable pero que tampoco se explica a niños y jóvenes. La ciencia social y la experiencia demuestran que, la única forma de detener la violencia es denunciándola, que todos la conozcan. La prensa tiene aquí un papel fundamental educando y orientando a los ciudadanos. Sin embargo, un periodismo epidérmico y desinformado o que amplifica narrativas de políticos de similar catadura que presentan hechos fuera de contexto, mintiendo y retorciendo la historia solo para linchar al adversario que propone cambios sociales o políticos, cae, sin duda, en un terrorismo mediático. A propósito del caso del ex canciller Héctor Béjar, vale la pena que la prensa, pero, especialmente los jóvenes, destierren ese veto para hablar y conocer con crudeza la historia del terrorismo en el país. Total, comprender al terrorismo no convierte a uno en un “terrorista”. Buen comienzo puede ser leer el brillante ensayo de la peruana Cecilia Méndez, “Los caminos del terrorismo en el Perú, siglos XIX a XXI”, análisis incluido junto a otros casos expuestos por expertos de sus respectivos países en Israel, Palestina, Rusia, África, Pakistán, los Países Bajos, Estados Unidos y Colombia. “La historia del terrorismo de Cambridge”, así se llama el libro, editado por Richard English de la Universidad Queen´s de Belfast, da cabida al trabajo de Méndez en una versión enriquecida por fuentes propias y de otros trabajos similares de varios científicos sociales del Perú. Méndez señala que el término “terrorismo” no nació en 1980 con Sendero Luminoso (SL). Lo que hizo SL fue convertir esa violencia en ideología. Méndez se sumerge en la historia y, coincidente con otros estudios, sitúa el año 1867 cuando el Congreso de esa época debatió un proyecto de tres hacendados de Puno, denominado la “Ley del terror”, para reprimir violenta y militarmente una ola de levantamientos campesinos de dicha región. Los liberales de entonces (algo así como los moderados de hoy) y derechistas que representaban los intereses del gamonalismo se enfrentaron en un largo debate. Pero no será sino hasta 1930, con Sánchez Cerro y luego con los gobiernos de Bustamante y Rivero y de Odría (1945 al 56), que el término “terrorista” fue aplicado al APRA. Por primera vez en la historia del país, el Estado utilizó dicha expresión y promulgó la Ley de Emergencia en 1932 para sofocar al aprismo y a toda disidencia política en general. Desde el Estado también se ejerce el terror. Hay que poner las cosas en su sitio.



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