El entorno más íntimo y rentado lo conoce como CAP o el ingeniero. En la periferia sus acólitos lo identifican diferente. Algunos festejan sus apodos. Otros, que no son pocos, doblan ante él la rodilla a grado extremo. Pero, cualquiera sea la mirada de su círculo cercano o distante, otros ojos, de los ciudadanos y de los poderes fácticos, escrutan ahora con mayor interés a César Acuña Peralta, fundador de dos organizaciones que “marcarán el futuro del país”, según sus adláteres: un consorcio educativo y un partido político. Ambos, según estudios académicos y periodísticos que aquí reseñaremos, se han nutrido y mutado en ambientes propicios en los últimos 25 años, primero en Trujillo, luego, en todo el país. El consorcio educativo floreció a partir de 1996, luego que Fujimori privatizara la educación y los liberara del pago de impuestos. Y, Alianza para el Progreso (APP), la locomotora política y corporativista que deja estupefacto a más de un politólogo: ¿Cómo APP, facción creada para defender a toda costa intereses particulares y de grupo, bajo un manto desenfrenadamente populista, nace, crece y se reproduce en una etapa- desde el año 2001- cuando la partidocracia en el Perú y Latinoamericana atravesaba una profunda crisis existencial? Se trata, vaya coincidencia, de un fenómeno parecido al virus que nos asola: el germen de los partidos tradicionales en el Perú reemplazado por otro bacilo mutado que va abriéndose camino a expensas del anterior. Ese es, sin duda, APP, apalancado con triquiñuelas contables por el consorcio educativo y expuesto en varias investigaciones académicas y periodísticas. Contextualizaremos el fenómeno desde el análisis académico de Eloy Seclén (2013), un estudio de caso de la UCV de Lima y cuyo asesor, Martín Benavides, fuera nada menos que ex superintendente de SUNEDU (2018) y ex Ministro de Educación (2020). Rodrigo Barrenechea (2014), estudioso de IEP es el primero en asociar el bucle partido político-consorcio educativo, desde una mirada profunda en el uso de capitales administrativos en favor de un partido, nunca antes registrado en Perú, menos en la región. Francisco Durand (2017), otro especialista, considera a Acuña cabeza visible de un grupo de poder provinciano y lo incluye entre los doce “apóstoles” de la economía peruana. Sin embargo, es Christopher Acosta (2021), quien ventila públicamente el lado oculto de CAP y de APP. Era vox populi gran parte de lo narrado en su libro. Pero, los detalles constituyen la cereza del pastel. Profundizaremos cada estudio.