Una casa de adobes sin ventanas, al final de El Porvenir, es el escenario donde el profesor Abel graba sus clases para sus estudiantes de secundaria y de una academia preuniversitaria. Apenas un chorrito de luz ingresa al ambiente y no es suficiente para lograr, al menos, un aceptable registro de imágenes.

En Alto Trujillo, la profesora Kelly, con el mismo problema de luminación, lucha por registrar videos por WhatsApp de solo tres minutos para enviarle a sus estudiantes de inicial de un caserío de Huamachuco.

Son otros tiempos, son otros problemas; pero son los mismos profesores con los mismos desafíos: despertar el conocimiento en sus estudiantes.

La educación es uno de los sectores más afectados por la pandemia del coronavirus. El alumno está en casa y el docente, a kilómetros de distancia, guerrea contra la adversidad (la tecnología) para lograr aprendizajes. En esa disputa; tropieza o pierde.

Trastabilla o fracasa porque le faltan herramientas, en especial, las vinculadas con la grabación de sus clases. "El profesor tiene que llegar al aprendizaje significativo y para ello el contacto con sus alumnos tiene que ser sensorial", enseña Beatriz Ramírez Domíguez, profesional en Ciencias de la Educación en su México natal y con un profundo conocimiento de la realidad educativa del Perú.

En estos tiempos de educación a larga distancia y sin contacto físico, lo sensorial llegará con una buena puesta en escena: una buena iluminación, un buen encuadre, una aceptable locación y una poderosa y limpia voz, entre otras exigencias.

La pantalla, que actúa como intermediaria, tiene códigos, elementos y maneras que es pertinente conocer y aprovechar.

"Nadie ha estado preparado para esto", aclara Beatriz, coordinadora educativa de la escuela Runafoto. "¡Nadie!", reitera. Luego comparte que ha visitado a muchos docentes en sus domicilios desde donde imparten sus clases.

"Los profesores hacen mucho esfuerzo, ponen mucho de sí para llegar de la mejor manera a sus estudiantes; pero, esta nueva experiencia los obliga a ellos a desarrollar nuevos conocimientos", explica.

Beatriz Ramírez ha estudiado para enseñar. El campo de acción de su profesión es ayudar a los profesores a educar. Con la vocación a flor de piel visitó y socorrió a docentes, como Abel y Kelly, para que graben clases e impacten a sus alumnos.

Entonces, el docente en época de pandemia no solo se preocupa por el contenido que va impartir, sino, además, en cómo lo va impartir. Y en esta dimensión, el conocimiento tecnológico orientado a la grabación de sus sesiones, es fundamental.

Convenio

En un afán por mejorar las competencias de los docentes en La Libertad, Runafoto, la escuela que Beatriz Ramírez fundó con su esposo, el reconocido fotógrafo Douglas Juárez, ha presentado un proyecto a la Gerencia Regional de Educación, para desarrollar cursos de capacitación. En los próximos días se formalizará la alianza.