HOY, EN LA PORTADA
DE NUESTRA
EDICIÓN IMPRESA

X

Foto: La Industria.

Por: Redacción La Industria

ACTUALIDAD

Publicada el 04/04/2020 - 09:47 AM

[Opinión] El “poder” de la sanación, por Cecilia de Orbegoso


¿Por qué será que nos empecinamos tanto en pegar minuciosamente los platos rotos? ¿No es más lógico acaso barrer bien los restos, aspirar las astillas y estrenar nueva vajilla?

Después de una larga clase de finanzas, llena de números, cuentas y mucho por calcular, Leticia –una española de mi clase -bastante agobiada se empieza a sincerar: "Tía, no sé qué hacer, necesito ayuda"- La cara de preocupación rápidamente me delató que el problema en sí, de índole académica tenía absolutamente nada, más de aspectos de poca razón y mucho corazón, más de lo presupuestado.

A la pobre Leticia se le había deteriorado completamente el balance. Básicamente su pseudo saliente, quien se estaba haciendo muchísimo de rogar, había dejado las filas del activo para formar ahora parte de un gran pasivo. El chico, de modo contundente, le había hecho saber que ella iba a estar mucho mejor sin él, que ella no tenía nada que ver, simplemente él no había descifrado aun que es lo que quería hacer –"Me quiere, lo quiero, pero no me deja buscarlo. Me evita, pero luego no me deja en paz por Instagram, ¡el sujeto no me deja avanzar!". Analizando que le debía aconsejar, y antes de soltar un rotundo “bloquear y eliminar”, simplemente le sugerí ¿Por qué no lo dejas de seguir?

Dándoselas de Sigmund Freud, ella había concluido que la causa del desamor y del famoso “no eres tú, soy yo”, era un cuadro de inseguridad, baja autoestima y que él sentía que no la merecía -"yo le voy a hacer entender que él sí se puede hacer querer", me decía. Ella no estaba dispuesta a perder la batalla en una guerra ya concluida, mientras se cuestionaba si esa motivación era recíproca. "Tú no eres enfermera para estar cuidando, entierra de una vez a ese muerto y búscate a otro que te entretenga" –le dije, pero el break de clase terminaba, y Leticia no cedía, por más que el chico no quisiera, ella estaba dispuesta a demostrarle cuanto lo quería.

Sentada en mi sitio, me quede pensando, ya no en equilibrios contables, más si emocionales. La inestabilidad de él era la estabilidad de ella, ya que sin su rol protector, no había razón de ser en esa relación. ¿Por qué el miedo a dejar pasar? Si no funcionó, ya otro vendrá. ¿Es acaso el miedo al borrón y cuenta nueva lo que nos aferra a ese rol de Madre Teresa que nos hace pensar que todo mal se puede curar? En cuestiones del amor, el “más vale malo conocido que bueno por conocer”, no me termina de convencer. 

Es herirnos mientras curamos y ser dañados mientras sanamos. Un poco más de practicidad de vez en cuando no caería mal, ya que, como una sabia mujer me dijo una vez, "por más que intentes esa persona nunca va a cambiar, mejor enfoca tus energías en otro hombre buscar".

En un mundo con tanto menaje, ¿por qué será que nos empecinamos tanto en pegar minuciosamente los platos rotos? ¿No es más lógico acaso barrer bien los restos, aspirar las astillas y estrenar nueva vajilla?


Valora nuestra Nota

SUSCRÍBETE

Recibe las últimas noticias directo a tu email

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones

Grupo La Industria - 2023