Según una nota de prensa del 21 de julio del año pasado, el Ministerio de Salud (Minsa) desde agosto 2018 a junio 2019 certificó a 17 establecimientos de salud como “Amigos de la Madre, de la Niña y el Niño”, a nivel nacional. Entre estos figuran, paradójicamente, el hospital Belén de Trujillo. La iniciativa, indica el documento, es una “estrategia fundamental a nivel mundial promovida por la Unicef y la Organización Mundial de la Salud, en cumplimiento de la Resolución Ministerial N.º 609- 2014/Minsa, que asegura una adecuada atención en los servicios materno-infantil para menores de dos años contribuyendo con la salud, bienestar y derechos del binomio madre-niño”. 

La nota parece ser una broma macabra a tener por las últimas noticias que hay del referido nosocomio, donde los pacientes son atendidos en pésimas condiciones. La fotografía de una mujer, tendida sobre el piso encima de una colcha, ha ratificado algo que todos sabíamos. No es culpa esa situación de los heroicos médicos que trabajan con escasos recursos y enormes limitaciones en el Belén. Ni siquiera del director del hospital público, que también afronta un estado de cosas que le da poco margen de acción. 

Es de un sistema que no ha cambiado nada y que necesita una urgente modificación para que tanto el Belén como otros hospitales, clínicas y policlínicos no terminen de colapsar y, de paso, nieguen de facto una atención médica que los pacientes procuran con desesperación. Lo que llama la atención es que se indica que los 17 establecimientos de salud evaluados por el Minsa “han aprobado una rigurosa evaluación, tanto interna como externa”. Pero en el Belén hay un terrible hacinamiento de bebés y en Neonatología faltan incubadoras y se ha comprado camas sin barandas anticaídas. 

Para colmo, nadie ha salido a explicar (no a desmentir) por qué se devolvieron al Ministerio de Economía 5 millones 650 mil soles, en agosto del año pasado, destinados a la compra de equipos médicos para el Iren, hospital Regional Docente y el Belén. Si los responsables de no haber efectuado las compras siguen en sus puestos, las autoridades regionales deben deshacerse de ellos por ineficientes. A menos que los estén encubriendo por defender oscuros intereses. Más allá de ello, el sistema tiene que cambiar. Hay que descentralizar la atención y evitar que los hospitales se tuguricen, a través de un eficiente modelo de gestión que envíe a los pacientes a otros nosocomios.